miércoles, 30 de enero de 2013

Llueve en París


Suele pasar que cuando no coges el paraguas es el día que llueve ¿verdad ? Pues sí, eso me ha pasado hoy. Llevaba el bolso lleno con mis apuntes de la academia y he sacado el paraguas (he decidido sacrificarlo porque no lo estaba utilizando).

Nada más salir de casa me he dado cuenta de que había sido una muy mala idea. Pero no había vuelta atrás.

Era raro que lleváramos días sin llover, así que ya tocaba.

La gente está acostumbrada y por cuatro gotas no saca el paraguas. Yo no logro estar a gusto intentando ver a través de ese « chiribiri » continuo y molesto.

Vista desde un café
En Valencia cuando caen dos gotas la ciudad se paraliza, el tráfico se atasca y todo es un caos. Aquí no, podríamos decir que sucede eso cuando nieva, pero no cuando llueve.

La ciudad parece más triste con la lluvia
Tendré que ir haciéndome a la idea. Es raro ver cómo estos días en Valencia hace más de veinte grados y la gente va a la playa. Con gusto cambiaría el tiempo de aquí por el de allá.
 


El mercado de Place de Monge
Pleut et c'est ennuyeux!

Músicos del metro





Paseando por mi calle puedes encontrarte con un pqueño local negro que tiene el siguiente letrero  « musiciens du metro » y el logotipo del metro de París.
No sabía qué era y cuando pregunté y me lo dijeron me pareció una idea genial.

Según me han contado para tocar en el metro tienes que pasar por una especide de pruebas o cásting (como los programas de la tele, sí) que te autoriza para ello.

 Y es que eso de los músicos del metro de París es una tradición muy antigua. Sin embargo, por lo que he leído es sólo a partir de 1997 y con la creación por parte del área metropolitana de la RATP de los Acuerdos de la estructura (EMA) cuando esta actividad está completamente abierta a todos.

 Para evitar molestias a los viajeros, los músicos que deseen presentarse y / o "ganarse la vida" deben superar una audición con un jurado. Si se acepta, reciben la tarjeta con autorización y, en efecto, ayer estaba recorriendo la estación y me fijé en que el músico tenía una especie de tarjeta en la que figuraba su nombre y su foto.
 
 
Este es el establecimiento en el que los músicos han de probar sus habilidades
 
Es una de las particularidades de París: ofrecer la mejor música a sus viajeros. ¿Qué opináis? ¿Os gustaría que exportáramos la idea a Valencia?
Aquí tenéis otra vista

Les musiciens du métro Paris doivent passer un test. Est-ce que vous pensez il est une bonne idée?


Los tamaños en París


Todo es pequeño en París –menos los precios-. Es lo que tiene ser una ciudad « acotada » por el peripheric, que no puede crecer más. A las afueras, tras ese cinturón, están las ciudades dormitorios, como Saint-Mandé (es la que bordea nuestro barrio). Suelen ser más baratas –sólo un poco- pero ya no son París.

Con un petit café y mi libreta de deberes casi ocupo toda la mesa

Así pues, los parisinos maximizan el espacio y utilizan las típicas mesitas redondas rojas e hiperpequeñás donde dan de comer a dos, tres y a veces hasta a cuatro comensales. En invierno es toda una aventura logar encajar el bolso, los guantes, el gorro y tu maxiabrigo en tan poco espacio y sin molestar al de al lado, que suele estar literalmente pegado a ti.
Eso sí, son muy monas, nada que ver con las mesazas de aluminio que nos gastamos en Valencia -aunque también son muy funcionales-. Pero digo yo si no habrá algo intermedio.

mesas apiñadas
Para una cultura « desapegada » como la francesa, lo de no respetar tu espacio vital es algo que me llama la atención. Será el precio que hay que pagar por vivir en esta glamourosa ciudad (nota : hay veces que no es tan glamourosa, otro días os hago un post dedicado a los arrrgs que encuentro por aquí, que son muchos y variados…).

También nos hemos encontrado con el problema del espacio en los cines. Mon copain es bastante alto y el otro día tenía que encogerse en su butaca.
 
Por no hablar de los pisos. Eso os lo contaré en otro post.


Espaces à Paris sont très petites. Il n'y a pas de grandes tables.

lunes, 28 de enero de 2013

La llave del portal



Cuando invitas a alguien a tu casa a tomar café, por ejemplo, le recuerdas la dirección y a continuación, si estuvieras en Valencia, le dirías el número de tu puerta para que una vez delante del portal sepa cuál es tu timbre.


Fachada parisina
Aquí no es así, es una de las cosas que me llamaron la atención la primera vez que visité París. Y es que cuando llegas al portal te encuentras con un panel con una serie de números y letras (suele ser la A y la B) y debes saber tu code para poder entrar. Es decir, que no hay llave del portal. Así pues, cuando tus amigos vienen a tu casa han de marcar el código para subir hasta tu puerta (las puertas de las casas tampoco tienen número, qué locura para los carteros, no?).
Pulsa tu código y podrás entrar




Y para los que son tan despistados como yo, pues les aconsejo que apunten su code y el de sus amigos en una libreta o en la agenda del móvil porque es una faena llegar al portal y tener que llamar al propietario para que te recuerde el número.


Puertas sin número

Las combinaciones suelen ser una letra y cuatro dígitos numéricos, por ejemplo: A1789. Se enciende la lucecita verde y voilà ya estás dentro.



Les portes parisiennes sont différents. Vous devez connaître un code pour entrer

Estudiar en París



Cuando me decidí a venir a París una de las cosas que me preocupaban era poder seguir estudiando mi grado desde aquí.  Es on line y los exámenes tienen que ser, por supuesto, presenciales.  Pero descubrí que la UNED (la universidad en la que estoy matriculada) tiene una sede en París y puedes hacer los exámenes aquí, sin problema.


Estos días estoy ocupada con todo eso

Eso sí, solo tengo una semana de exámenes (en España tienes dos, una que empieza ahora y otra dentro de dos y puedes escoger y acudir cuando mejor te venga) y se realizan en el instituto español “Luis Buñuel”.

La sede de la Uned en París
Deseadme suerte porque me examino en dos semanas y entonces podré guardar los libros y centrarme más en el francés, que he dejado un poco de lado.













J'étudie pour mes examens UNED. Souhaitez moi bonne chance !
 

domingo, 27 de enero de 2013

De mercados


Una de las cosas que me gusta de mi barrio –y son varias- es que es eso: un barrio y como tal tiene su propio mercado. Lo ponen los martes y los sábados y puedes encontrar todo tipo de productos frescos a un precio muy razonable: desde fruta a verdura, pero también pescado, mariscos, huevos de oca, puestos especialmente dedicados a los quesos (ummmm, buenísimos).
Vista del mercado. ¿Alguien sabe que son los "chichis"?
                                    

Lo mejor es que cuando recogen –sobre las dos de la tarde- quieren agotar todas las existencias posibles y si pasas en ese momento te puedes llevar todo un básquet de tomates, por ejemplo, a un euro.
Y eso es lo que hemos hecho este sábado mon copain y yo. Hemos vuelto a casa –después de regatear un poco con los tenderos- con una bolsa llena de mandarinas, otra de tomates, otra de plátanos y pimientos picantes. Todo por unos cuatro euros.

Te puedes llevar todo un cesto por un buen precio
Si os queréis pasar, el mercado está justo en la salida del metro de Alexandre Dumas (línea 2). Tiene una parte más chic y elegante y otro lado donde son tenderetes más cutrecillos pero con buenos productos.

Nous avons un marché a coté de notre maison. Vous pouvez trouver beaucoup de choses avec un bon prix.

Sushi "á volonté"


Una de las cosas buenas de esta ciudad es que si os gusta la comida exótica, de otros países o simplemente os apetece probar algo diferente, París tiene sitios para todos los paladares.
Aún tengo que acostumbrarme a los horarios de aquí. La gente hace el descanso para comer a la una y vuelven al trabajo a las dos, o dos y media. Hacen una parada rápida, por lo que comen en el trabajo, o en los sitios que tiene alrededor. Para pagar tienen unos tikets que la empresa se encarga de darte cada mes.
una muestra de lo que comimos

Así que los viernes, voy a recoger a mon copain del trabajo y vamos a un buffet libre japonés. Aquí se llama “à volonté” y significa exactamente eso: comes a voluntad, todo lo que quieras de su carta: sushi, sashimi, nems…
Todo con un precio muy razonable de unos 12 euros. Eso sí, para beber une carafe d’eau y sin postre ni café. Pero está realmente bueno.
¡Y a mí todas esas cosas me encantan!

J’adore le manger extotique et Paris à beaucoup d’endroits pour manger différemment

miércoles, 23 de enero de 2013

Mi primer día de academia



Toda una Odisea. Os cuento.

Tenía que estar allí a las diez para una clase que dura hora y media. Está en el 5ème y mi barro es el 11ème. Así que, aunque París está muy bien comunicada con metro, tenía que hacer dos trasbordos.

Total que llego Places de Monges –mi parada- sin problemas  y salgo. Había mercadito (otro día me pararé a ver cosillas pero hoy iba con prisa). Iba bien de tiempo (quince minutos) y comienzo a andar hacia donde yo creía que estaba. Pero estaba andando demasiado y la rue Laplace no aparecía, Así que decido preguntar…Perdon monsier, ou se trouve….? Y me doy cuenta de que voy en sentido contrario y de que efectivamente estoy leyendo el mapa (que yo misma me he hecho) al revés. A partir de ahí, claro, la dirección de todas las calles estaban al revés. Pero afortunadamente después de preguntar como a cinco personas he llegado a la academia sin problemas (eso sí, diez minutos tarde).


Pregunto en recepción. Llego a clase, entro: ya habían empezado, qué vergüenza. Mi profesora me pregunta algo, capto algo así como “nationalité” y le suelto “espagonle!” (cuando aquí lo correcto es decir toda la frase: Je suis espagnole”). Lo primero de lo que me doy cuenta es que los alumnos  ¡saben hablar! Y de hecho, hablan mucho. Después logro captar que están haciendo un dictado y la profe me dice que escriba, aunque no entienda nada, así se aprende. En fin, que entiendo algunas palabras y escribo algo, la clase avanza y cada vez capto más cosas, aún así voy muy perdida y a los diez minutos decido que me quiero cambiar a un nivel inferior. Me quedaré al final de la clase y se lo comentar a Madamme Anne, mi profe.

En una de estas, escucho que la profe está definiendo la palabra “indulgent”  y me lanzo a traducirla al español. Bien!! Porque mis compis no tenían ni idea de qué significaba. Por lo menos, no pareceré estúpida. Voy entendiendo más cosas.

Somos doce en clase: tres asiáticas, mujeres de mediana edad, una musulmana, dos africanos, y los demás yo diría que europeos.

Acaba la clase y hablo con madamme Anne, logro decirle que “je pensé que cette no est pas mon nivel parce que ils ont beaucoup de vocabulaire et je non…” y que aunque “en Espagne je suis professeur de langue et literatura et les choces comment imperative, verbes et etc je les connec”, aquí no, y no es lo mismo.

Me dice que no me preocupe  (o algo así) y que me quede en su clase.


Mis deberes
Fachada de mi academia

Ya os iré contando qué tal me va.

Mon premier jour d'école. Une petite catrastrophe! J' ai raté et je ne comprerais rien.

Nieva en París






Mi calle estaba desierta
¡Menudo recibimiento! Hacía más de dos años que los parisinos no veían la nieve en su ciudad. Aunque parezca que aquí vayan a estar acostumbrados….no es así. Así que para una valenciana que no ha visto la nieve en su ciudad en la vida (miento, cuando era pequeña creo recordar que hubo un año que cuajó… ¿o es una leyenda urbana?) esto es todo un espectáculo.

Ver cómo los coches casi desaparecen de las calles, cómo la gente –sea de la edad que sea- se para a hacer muñecos de nieve y a hacer guerras de bolas, no tiene desperdicio.

Vista desde mi ventana
El Sena
El domingo nos despertamos con toda la ciudad completamente nevada y decidimos que era un buen momento para ver la torre Eiffel y hacer algunas fotos.  Estábamos a menos cuatro grados y el sofá y el calorcito hogareño invitaban a “perrear”  todo el domingo y quedarse en casita con una manta y a ver pelis. Pero no lo hicimos y ahora lo agradezco.

Porque, en dos días, toda la nieve se ha ido, sin embargo, el frío se ha quedado, pero por lo menos nos queda el recuerdo.

Me ha parecido una vista impresionante


Il neige à Paris! La ville est belle et j’adore la neige parce que elle n’est pas jamais a Valence. Il faut sortir du la maison.