Todo
es pequeño en París –menos los precios-. Es lo que tiene ser una ciudad « acotada »
por el peripheric, que no puede crecer más. A las afueras, tras ese cinturón,
están las ciudades dormitorios, como Saint-Mandé (es la que bordea nuestro
barrio). Suelen ser más baratas –sólo un poco- pero ya no son París.
Con un petit café y mi libreta de deberes casi ocupo toda la mesa |
Así
pues, los parisinos maximizan el espacio y utilizan las típicas mesitas
redondas rojas e hiperpequeñás donde dan de comer a dos, tres y a veces hasta a
cuatro comensales. En invierno es toda una aventura logar encajar el bolso, los
guantes, el gorro y tu maxiabrigo en tan poco espacio y sin molestar al de al
lado, que suele estar literalmente pegado a ti.
Eso sí, son muy monas, nada que ver con las mesazas de aluminio que nos gastamos en Valencia -aunque también son muy funcionales-. Pero digo yo si no habrá algo intermedio.
mesas apiñadas |
Para
una cultura « desapegada » como la francesa, lo de no respetar tu
espacio vital es algo que me llama la atención. Será el precio que hay que
pagar por vivir en esta glamourosa ciudad (nota : hay veces que no es tan
glamourosa, otro días os hago un post dedicado a los arrrgs que encuentro por
aquí, que son muchos y variados…).
También
nos hemos encontrado con el problema del espacio en los cines. Mon copain es
bastante alto y el otro día tenía que encogerse en su butaca.
Por
no hablar de los pisos. Eso os lo contaré en otro post.
Espaces à Paris sont très petites. Il n'y a pas de grandes tables.
Espaces à Paris sont très petites. Il n'y a pas de grandes tables.
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